viernes, 14 de mayo de 2010

Dona Un Libro (Junio 1992)

Los Primeros Relatos

“DONA UN LIBRO
Biblioteca Andrés Bello.
Chacao

A PRINCIPIOS DEL TIEMPO.
Esta exposición me fue especialmente solicitada, por la biblioteca de la escuela Andrés Bello de Chacao y su intención era la recaudación de libros (nada parecido a lo actual), para ello se estipuló que la entrada era la donación de un libro.

Estas fueron las palabras del catalogo:

“En la larga noche de la humanidad, cuando la angustia y el temor, se unían al frio nocturno calando los huesos, nuestros primeros hombres, como para conjurar los demonios del miedo, “escribían” sus vivencias sobre la textura rugosa de sus cuevas.
Aún hoy podemos “leer” aquellos cuentos que nos narran la historia de hermosos animales enfrentados al hombre, ambos en su lucha eterna por sobrevivir; las cuevas de Altamira en España y la de Lascaux en Francia, son testigos permanentes de esas primeras “palabras pintadas”.

Esas paredes de piedra, se convirtieron en los primeros “libros” de la humanidad.

Desde aquellos tiempos primitivos hasta hoy, el libro ha experimentado cambios impresionantes en cuanto a su forma, pero en su fondo sigue igual, es “como un buen amigo”, un amigo que nos cuenta y enseña cosas.

Hoy con esta muestra de Simón Oliveira, se quiere dar homenaje a ese viejo y buen amigo; y es que este pintor-artesano, que se nutre de versos para imaginar sus cuadros, quiere contarnos, igual que el hombre primitivo, las hermosas historias que encierran sus pinturas.”

Para completar esta información sobre esos primeros libros quiero copiar un escrito de Arístides Rojas, el cual lo conseguí en el libro de ALEXIS ROJAS “Arte Rupestre del Municipio Vargas” (1992-Editorial El Tarmeño) que representa el primer registro histórico, de los petroglifos del Estado Vargas.

“…pasó la mano del tiempo y acabó con la civilización antigua, y con los caciques belicosos que asaltados un día de improviso, por hombres nuevos que habían atravesado el Océano, lucharon contra el extranjero y se defendieron, y volvieron a luchar para entregarse exánimes, cuando de ellos los dueños de la tierra venezolana, no quedo ni hogar, ni soldados, ni esperanza posible, ante la nube invasora que todo lo cubría con su mortaja de sangre.

Así pasó; pero quedaron los libros de piedra que no tienen por intérpretes sino las raíces de los árboles o los musgos y graciosas enredaderas que tienen sus sarmientos sobre la esculpida superficie…”

Arístides Rojas

Una breve pero triste realidad sobre nuestros primeros habitantes.

Simón
Fotos de esta exposición en:


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