martes, 6 de julio de 2010

Exposición Homenaje a. Cesar Rengifo (1ra. Parte)

Obra: una flor para mi ciudad

Cesar Rengifo

Homenaje A Cesar Rengifo (1ra. Parte)
Escuela de Medicina “José María Vargas"
Julio 1993

NOSOTROS LOS ARTISTAS PLASTICOS DE SAN JOSÉ…
…Asistidos desde siempre por la convicción de los espíritus libres, partícipe desde entonces de la veta inagotable de un manantial creador, donde cada uno hemos querido expresar una propuesta al mundo, a partir de un caudal de sueños compartidos, construidos con retazos de esfuerzos al fragor de la vida cotidiana.

Hemos querido transmitir el sentir de la vida que bulle por dentro en cada uno de nosotros, de tal modo que podamos encontrarnos, cual espejo, reflejados en el más sencillo de los hombres navegando en un cosmos común y familiar.

Ya que procedemos de mágicas instancias, donde la tierra, los mitos, lo divino y lo místico nos reencuentran, entrañados en lo más hondo el sentir profundo de la realidad que nos ha tocado en suerte.

Hemos devenido ahora, en textura, formas y volúmenes pretendiendo quizás transmutarnos en cada momento vital que nos rodea; donde naturaleza y don creador se conjuran presagiando la eterna condición primigenia del creador, donde el fin último es que somos capaces de ensoñar y cumplir en la vigilia con el tropel de sueños que siempre nos han hecho compañía.

Hemos observado, escudriñado, vivido, las historias, los conceptos, las técnicas a partir de las expresiones plásticas actuales. Sabemos que a través del tiempo un puñado de hombres irredentos ha dado lugar muchas de las corrientes artísticas que el mundo ha conocido, desde el arte rupestre, el cinetismo, el lirismo puro, etc., y hemos descubierto esa riesgosa posibilidad y latente intemperancia en la que apasionados nos sumergimos en aquellos sueños propios y ajenos con el único fin de cumplir nuestro destino.

Venimos con el alma cargada de combates, de experiencias al lado de hombres próximos, de amores y vinos particulares que nos reúnen en este mundo Caribe, ancestral, donde nuestra mayor riqueza es la sangre, el color, el verdor y la fuerza de nuestros músculos para el abrazo fraterno.

Anónimo.
Julio 1993

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